domingo, 6 de julio de 2008

“Yo soy el niño de la foto”

El sábado 5 de noviembre de 1988, en el estelar espacio que Granma reservaba para materiales de género con amplio interés social (Presencia 4 y 5), apareció una entrevista que rápidamente acaparó la atención de los lectores. Por su trascendencia, reproducimos el contenido de aquel magnífico trabajo cuyo autor es el hoy Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo

Por Gerardo Hernández Nordelo Foto: ISMAEL GONZÁLEZ

Innumerables intentos, durante los años que llevo visitando el hogar de Norte 174 en "El Alkázar", Arroyo Naranjo, no habían sido suficientes para diluir la férrea modestia de los integrantes de la familia De la O-Levy, quienes allí residen. Con toda intención, mi última visita se produjo en la tarde del pasado 8 de octubre, fecha en que se conmemoró el aniversario 21 de la caída del Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara.

“Una de las veces que estuvo en la casa, a principios de 1960, pasó largo rato con nuestro hijo de meses cargado.”

—"Pasa y siéntate... " —me dijeron con la hospitalidad que los caracteriza. Apenas obedecí, y una vez más quedó ante mis ojos la inolvidable imagen del Che, desbordante de ternura, sosteniendo en sus brazos a un niño que retoza con sus barbas. —"¿Hablamos de la foto?". Fue mi única pregunta. Esta vez la respuesta sería afirmativa.

Bienvenida Levy Cordoví es la vicepresidenta de su CDR y ha ocupado diferentes responsabilidades en la FMC. Persona de poco hablar y de carácter enérgico, accede a contarme la historia de la foto que durante tanto tiempo ha llamado la atención de todo aquel que visita su casa. Para ello, me habla de los años vividos junto a su compañero, el doctor Vicente de la O Gutiérrez, quien falleciera hace apenas unos meses.

Para el bebé de entonces, el hoy ingeniero y militante de la UJC, Ángel Ernesto de la O, esa foto llena de ternura ha sido, además de un orgullo y honor, un compromiso constante para ser cada día más modesto y más revolucionario.

—"Mi esposo —dice Bienvenida— fue médico guerrillero y participó en la Invasión con la Columna 8 ‘Ciro Redondo’, bajo el mando del Che. En la Sierra obtuvo los grados de Capitán, y posteriormente fue ascendido a Comandante. Al triunfar la Revolución lo envían como director al hospital de Topes de Collantes, y viviendo cerca de allí, el Che nos visitó en varias oportunidades. Era un gran hombre... "

Su voz se torna entrecortada. Hace una pausa y continúa:

—"No me gusta hablar del Che, porque todo lo bueno que se diga siempre resulta poco. Una de las veces que estuvo en la casa, a principios de 1960, pasó largo rato con nuestro hijo de meses cargado, porque a él le gustaban mucho los niños. Entonces, un fotógrafo que estaba allí aprovechó la oportunidad..."

SÍ, YO SOY EL NIÑO DE LA FOTO

Han pasado 28 años, y el niño de aquella fotografía lleva con orgullo en su identidad el nombre del Che, y en el corazón, sus ideas. Ángel Ernesto de la O Levy es ingeniero eléctrico, militante de la UJC, y posee la medalla de Combatiente Internacionalista, recibida tras cumplir misión en la hermana República Popular de Angola.

Este joven, ejemplar en su colectivo, labora como especialista en el área energética del Poder Popular Provincial de La Habana; gusta de la pesca y el ajedrez como entretenimientos, y su vida la comparte con Irma, su compañera.

— "Sí, yo soy el niño de la foto... —me responde, mientras Bienvenida va en busca de la original, pues lo que cuelga en la pared es una copia ampliada por un pintor amigo—... No acostumbro a hablar de eso, pues mi padre siempre me enseñó que el hecho de aparecer en la fotografía junto al Che, más que un orgullo y un honor, debía representar para mí un compromiso de ser cada día más modesto, más sencillo y más revolucionario, como lo era el Che."

UN BEBÉ QUE JUEGA CON LAS BARBAS DEL CHE

Tengo en mis manos la fotografía original. El tiempo ha actuado sobre ella, pero aún pueden leerse en un extremo los versos escritos en aquel entonces por el padre, interpretando el sentir de su pequeño hijo. Ángel Ernesto ha hecho silencio y es ahora Vicentico, su hermano menor, ingeniero como él, quien continúa:

—"La foto es poco conocida, creo que inédita. Una parecida se publicó una vez en la revista ‘Muchacha’, pero no era exactamente esta, aunque fue tomada en el mismo instante. Casi nadie sabe quién es el niño. Un vecino nos dijo una vez que la había visto, ampliada, en la recepción de una empresa, y que los trabajadores pensaban que era uno de los hijos del Che; entonces él aclaró que no, que era mi hermano."

Nuestra conversación llega a su fin y existe una certeza unánime: cualquier niño cubano pudo haber sido, o mejor aún, cualquier niño del mundo pudo ser; pues todos en brazos del Che habrían podido decir lo que expresó en sus versos el padre combatiente, el Comandante De la O:

"... Juegas conmigo

honestamente por mí,

y yo halo tus barbas

porque sabes que luchaste

porque sé que ellas crecieron

para mi felicidad."

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