Alí Rodríguez Araque, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba.
La Habana, 17 ago (AIN) La engañosa guerra antiterrorista desplegada por Estados Unidos es un pretexto para asegurar que el petróleo siga llegando a millones de consumidores norteamericanos, a pesar del progresivo agotamiento de las reservas de ese portador energético.
Esa conclusión es perceptible en el documental El factor petróleo detrás de la guerra al terrorismo, presentado hoy en el espacio correspondiente a la Mesa Redonda radiotelevisada, por el embajador de Venezuela en Cuba, Alí Rodríguez Araque.
El petróleo es la principal fuente energética del mundo y a la vez manzana de la discordia causante de numerosos conflictos, aseguró Rodríguez Araque, quien fue Presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Al referirse al documental, de hora y media de duración, el también extitular de PVDSA (Petróleos de Venezuela S.A), lo calificó como una denuncia que refleja nítidamente el papel de la OPEP frente a los grandes consumidores de ese combustible fósil, con Estados Unidos al frente.
Los norteamericanos, precisó, gastan la cuarta parte de la energía que se produce en el mundo.
A preguntas del periodista Oliver Zamora Oria, de la Mesa Redonda,
el diplomático suramericano respondió que el apetito estadounidense por esa fuente energética agotable se explica porque ella es la base para todo el aparato militar industrial, y sustento del desarrollo económico y social.
Precisó, sin embargo, que al igual que el crecimiento excesivo de las ciudades y otras acciones antrópicas, el combustible fósil que se quema indiscriminadamente es causa de la contaminación ambiental, del efecto invernadero y perjudica a todos por igual.
El embajador de Venezuela exhortó a desarrollar una campaña de educación energética para reducir el consumo de petróleo.
De escalofriantes pueden calificarse algunas de las imágenes trasmitidas por el documental, en las cuales indefensos niños iraquíes, heridos a causa de los bombardeos norteamericanos, son atendidos en un jardín, por la ausencia de hospitales.
Un analista precisó que la guerra contra Irak, gestada desde los mandatos de George Bush padre y William Clinton, ha fracasado en su objetivo de vencer a la resistencia de ese país árabe y más aún de proteger a la población civil.
Contradictoriamente, la propia aviación norteamericana y la soldadesca de ese país han masacrado a miles de pobladores, a lo que se suma las pugnas entre diferentes grupos étnicos, estimuladas por los agresores.
Con el bombardeo a Irak, iniciado en marzo de 2003, EE.UU. trata de reafirmar su dominio militar y sobre el mundo, el cual le garantizaría seguir consumiendo 20 millones de barriles de petróleo por día, cifra que en 2020 podría ascender a 25 millones.
Se señala además que ni al precio de más de tres mil muertos, el Ejército de Estados Unidos ha podido pacificar a Irak, que junto a Afganistán, Pakistán y la región transcaucásica tiene en la mira para saciar su voraz apetito energético.
El documental refleja la oposición de los jóvenes estadounidenses a enrolarse en el Ejército y al clamor contra la guerra dentro de las propias fronteras norteamericanas.
Analistas de la talla de Noam Chosky desfilan por el material fílmico, el cual desnuda el contubernio entre los intereses petroleros y las intervenciones militares norteamericanas en Irak y Afganistán.
Los sospechosos ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 propiciaron a EEUU la oportunidad para intentar apoderarse de las reservas petrolíferas del Oriente Medio en nombre de las grandes transnacionales, y de engañar a su propio pueblo.
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