Por: Marina Menéndez y Jorge Luis Rodríguez
La injusticia que se comete contra cinco cubanos que estaban en Estados Unidos para librar a Cuba y al mundo del real terror, fue el centro de uno de los momentos más apasionados y, también, más propositivos de la cita.
El pedido de Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano, de que la batalla por su regreso, único modo de hacer justicia, sea acogida con sentido de urgencia por los movimientos sociales y populares de América Latina, tuvo decidida respuesta por parte de sus líderes.
Entre otras sugerencias, se ha propuesto trasladar la inquietud y reclamar su apoyo a los latinoamericanos que emigraron a Estados Unidos, al tiempo que se pida a las respectivas centrales sindicales nacionales, que incorporen la demanda.
Pero, sobre todo, se escucharon los llamados a las acciones conjuntas en varias de las intervenciones formuladas por dirigentes populares de República Dominicana, México, Puerto Rico, Venezuela, Nicaragua, Colombia, Honduras, Costa Rica y Chile, entre otros.
Así, se ha propuesto que el día 12 de septiembre, se convoque en cada una de las capitales latinoamericanas a concentraciones frente a las embajadas de Estados Unidos, enarbolando el reclamo de libertad para los Cinco.
En tanto la justicia se hace valer, el derecho de sus familiares a visitarlos, es otra demanda urgente. Las esposas de Fernando, Ramón, Gerardo y René, a las dos últimas se les ha impedido verlos aunque sea una vez, estaban en el plenario, junto a la madre de Fernando.
La participación de lo más combativo del espectro social latinoamericano en esta batalla por la justicia pasa por romper el silencio para que salga a la luz la verdad, cuando se cumplen diez años de injusto e ilegal encierro, y mientras sigue abierto el proceso amañado del que está pendiente el resultado de la apelación.
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