jueves, 22 de mayo de 2008

Canciller cubano exige respuesta del gobierno de Estados Unidos sobre actitud de sus diplomáticos

Emplaza Cuba al gobierno de EE.UU. a responder a las graves acusaciones de que sus diplomáticos en La Habana participan del trasiego de dinero entre terroristas anticubanos y sus mercenarios en la Isla
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Por: Luis Luque Álvarez
Correo:
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22 de mayo de 2008 11:44:18 GMT
Cuba emplazó al presidente de EE.UU., George W. Bush; a su secretaria de Estado, Condoleeza Rice, a que respondan a las preguntas «que flotan en el aire» acerca de las revelaciones sobre los oscuros nexos entre terroristas anticubanos radicados en ese país que envían dinero , diplomáticos norteamericanos en La Habana que sirven como mensajeros y grupos mercenarios que reciben la paga para intentar subvertir el orden en Cuba.
«Tenemos derecho a saber; la opinión pública quiere saber; el pueblo de Cuba, el de EE.UU, quieren saber», precisó el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, en rueda de prensa esta mañana en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, ocasión en que instó al mandatario norteamericano y a la jefa de su diplomacia «a dejar de esconderse, y dar la cara» para responder a las graves acusaciones sobre el escandaloso proceder de sus funcionarios diplomáticos como facilitadores de contactos y trasiego de dinero entre el terrorista cubanoamericano Santiago Álvarez Fernández Magriñá, aún convicto en una cárcel estadounidense, y contrarrevolucionarios residentes en la Isla.
Pérez Roque enfatizó que esta «oscura trama» tiene tres elementos claves: el primero, la participación de diplomáticos de la Sección de Intereses de EE.UU. (SINA) en La Habana como enlace para los envíos de dinero de Fernández aMagriñá, y en ocasiones incluso su papel de «prestamistas en caso de apuro» para cuando se tardan estas remesas.
El segundo, particularmente grave, es la retribución ofrecida por los «beneficiados» a su «benefactor». El canciller cubano leyó un mensaje dirigido por Carmen Machado, representante e íntima amiga de Santiago Álvarez, a la cabecilla contrarrevolucionaria Martha Beatriz Roque, en el que le pedía «el gran favor» de que esta y otros más de su cohorte enviaran un documento en que explicaran que, en efecto, el mencionado sujeto ha apoyado, con la entrega de dinero a contrarrevolucionarios y a sus familiares, a la «lucha por los derechos humanos» en Cuba.
Dicho texto se presentó al juez James Cohn, quien lo procesó por los cargos de posesión ilegal de armas, obstrucción de la justicia y falsificación de documentos. El documento estaba dirigido a influir en una rebaja de la condena del terrorista, y solo sería visto por el magistrado y por los abogados del terrorista, no por el fiscal a cargo, lo que significa, además, conspirar contra la Fiscalía de Estados Unidos, a sabiendas de sus funcionarios en La Habana.
Según explicó el canciller cubano, el correo para hacer llegar la carta —cuyo original «se perdió»— fue, por supuesto, la propia SINA. Por ello, subrayó la gravedad de que diplomáticos de EE.UU. estén confabulados con mercenarios dentro de Cuba para rebajarle la condena al connotado terrorista. Estamos ante un nuevo eje: terroristas-diplomáticos-mercenarios, acotó.
Como tercer elemento, señaló que estos procederes de la Sección de Intereses de Washington se violan las leyes cubanas y norteamericanas, así como las convenciones y normas del derecho internacional, entre ellas la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de 1961, que estipula que los funcionarios diplomáticos deben respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor y no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado, mientras que «los locales de la misión no deben ser utilizados de manera incompatible con las funciones de la misión». Y la SINA, precisó Pérez Roque, se ha convertido en el Estado Mayor de los mercenarios.

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