jueves, 27 de septiembre de 2007

47 años sin tregua; Historias de barrios.

KATIA SIBERIA GARCÍA

Los adoquines de Obispo aún huelen a época. Algunas tiendas y decorados delatan el presente, pero lo antiguo resurge cada amanecer entre vendutas, paredes y vieja trova. Esta mañana se añade otro poco de historia y por ello, precisamente, se hace necesario el recuento.

Un mural hecho por dos pintores mexicanos muestra la magnitud de la organización.

La fachada anuncia de qué se trata. La inscripción "28 de septiembre" y la cercanía, a solo unas horas del aniversario de la organización, despejan las dudas de los curiosos. En los interiores de Obispo 310, entre Habana y Aguiar, se cuenta desde hoy la historia de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

Imágenes que se conjugan con textos narran la secuencia de la organización y aparecen, inviolablemente, los antecedentes, orígenes y fundación. La antesala del museo muestra así el desarrollo de los CDR que es también el desarrollo de la Revolución.

Por ello en 24 paneles se recurre a la participación cederista en la sociedad. Y aunque en sus orígenes esta organización de masas se enfrascó en un sistema de vigilancia colectivo en aras de contrarrestar los actos terroristas, los años venideros la encuentran en la campaña antipolio, la construcción de escuelas, las donaciones de sangre, la recogida de materias primas, la distribución de alimentos o las tareas agrícolas, entre otras responsabilidades.

La fachada del museo ilustra su contenido histórico.

Pero la bienvenida al visitante se ofrece también con arte, pues la antesala del museo exhibe una exposición de Alexis Leyva Machado (Kcho) para quien los CDR constituyeron motivo de inspiración en sus inicios escultóricos.

El diseño de la primera planta simula un barrio cubano en el que están presentes las funciones sociales de los cederistas. Un salón aledaño con aires contemporáneos recuerda la historia cercana y aparecen entonces batallas por el regreso de Elián, la libertad de los Cinco Héroes, y las labores internacionalistas.

Materiales bibliográficos, conferencias y documentales dan vida a la tercera planta que deviene archivo central de los CDR y centro de documentación, iniciativa que se enriquece, además, con un aula interactiva en la cual cerca de 60 antiguos coordinadores de los CDR ofrecerán indistintamente su recuento personal.

El ingeniero Pedro Pablo Pérez, director del Museo, considera que más allá del aula interactiva esta institución pretende ser "un museo en movimiento", en tanto deberá trasladarse a escuelas, centros juveniles y otras áreas de interés.

KATIA SIBERIA GARCÍA

Los adoquines de Obispo aún huelen a época. Algunas tiendas y decorados delatan el presente, pero lo antiguo resurge cada amanecer entre vendutas, paredes y vieja trova. Esta mañana se añade otro poco de historia y por ello, precisamente, se hace necesario el recuento.

Un mural hecho por dos pintores mexicanos muestra la magnitud de la organización.

La fachada anuncia de qué se trata. La inscripción "28 de septiembre" y la cercanía, a solo unas horas del aniversario de la organización, despejan las dudas de los curiosos. En los interiores de Obispo 310, entre Habana y Aguiar, se cuenta desde hoy la historia de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

Imágenes que se conjugan con textos narran la secuencia de la organización y aparecen, inviolablemente, los antecedentes, orígenes y fundación. La antesala del museo muestra así el desarrollo de los CDR que es también el desarrollo de la Revolución.

Por ello en 24 paneles se recurre a la participación cederista en la sociedad. Y aunque en sus orígenes esta organización de masas se enfrascó en un sistema de vigilancia colectivo en aras de contrarrestar los actos terroristas, los años venideros la encuentran en la campaña antipolio, la construcción de escuelas, las donaciones de sangre, la recogida de materias primas, la distribución de alimentos o las tareas agrícolas, entre otras responsabilidades.

La fachada del museo ilustra su contenido histórico.

Pero la bienvenida al visitante se ofrece también con arte, pues la antesala del museo exhibe una exposición de Alexis Leyva Machado (Kcho) para quien los CDR constituyeron motivo de inspiración en sus inicios escultóricos.

El diseño de la primera planta simula un barrio cubano en el que están presentes las funciones sociales de los cederistas. Un salón aledaño con aires contemporáneos recuerda la historia cercana y aparecen entonces batallas por el regreso de Elián, la libertad de los Cinco Héroes, y las labores internacionalistas.

Materiales bibliográficos, conferencias y documentales dan vida a la tercera planta que deviene archivo central de los CDR y centro de documentación, iniciativa que se enriquece, además, con un aula interactiva en la cual cerca de 60 antiguos coordinadores de los CDR ofrecerán indistintamente su recuento personal.

El ingeniero Pedro Pablo Pérez, director del Museo, considera que más allá del aula interactiva esta institución pretende ser "un museo en movimiento", en tanto deberá trasladarse a escuelas, centros juveniles y otras áreas de interés.

Este barrio se expone en el Museo.

De esa forma, aclara el directivo, el ejemplo de Lázaro González Facundo, Juan Ronda Lezcano y Francisca Navia Cuadrado, quienes murieron en defensa de la Revolución, puede transmitirse a las nuevas generaciones.

Dentro de los objetos que exhiben, se exponen documentos de valor excepcional. Sobresalen por su contenido histórico el carné acreditativo de Fidel y documentos de Alicia Alonso que muestran la relación de la artista con la organización, entre otras piezas. Albergar estos y otros objetos fue posible gracias a numerosas donaciones que le permitieron al museo contar con cerca de 4 000 objetos.

Pero la inspiración para este museo tiene también un carácter histórico. No fue una idea reciente, pues el 10 de febrero de 1975 en un Pleno Nacional de los CDR, narra el director, Fidel, luego de recibir unos presentes dijo que los iría conservando para, tal vez un día, organizar un museo de los Comités de Defensa de la Revolución.

Y así, entre ideas, donaciones y esfuerzo conjunto se hizo un sitio al recuento. Desde esta mañana, una casa abre sus puertas y cuenta historias de barrios, que es contar la historia de los CDR.

Este barrio se expone en el Museo.

De esa forma, aclara el directivo, el ejemplo de Lázaro González Facundo, Juan Ronda Lezcano y Francisca Navia Cuadrado, quienes murieron en defensa de la Revolución, puede transmitirse a las nuevas generaciones.

Dentro de los objetos que exhiben, se exponen documentos de valor excepcional. Sobresalen por su contenido histórico el carné acreditativo de Fidel y documentos de Alicia Alonso que muestran la relación de la artista con la organización, entre otras piezas. Albergar estos y otros objetos fue posible gracias a numerosas donaciones que le permitieron al museo contar con cerca de 4 000 objetos.

Pero la inspiración para este museo tiene también un carácter histórico. No fue una idea reciente, pues el 10 de febrero de 1975 en un Pleno Nacional de los CDR, narra el director, Fidel, luego de recibir unos presentes dijo que los iría conservando para, tal vez un día, organizar un museo de los Comités de Defensa de la Revolución.

Y así, entre ideas, donaciones y esfuerzo conjunto se hizo un sitio al recuento. Desde esta mañana, una casa abre sus puertas y cuenta historias de barrios, que es contar la historia de los CDR.

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